jueves, 6 de junio de 2013

Where the girls are so pretty

¡Hola carrasquillófilos!

Hoy, en vez de deleitarme con los dulces placeres de las despedidas largas y lacrimógenas y los reencuentros escasos pero emotivos, dedicaré esta entrada íntegramente a mi viaje fin de Erasmus a Irlanda. Los últimos días en Londres os los contaré en próximas entregas desde mi dulce, dulce hogar.

Remontémonos al día 23 de mayo cuando, de madrugada y sin tener muy claro los autobuses que nos llevarían al aeropuerto, tres hombretones como tres castillos partimos a la isla esmeralda. Ese mismo día comenzamos a descubrir Dublín que, para variar, es mucho más pequeña e ininteresante que Londres.
Empiezo a pensar que vaya a donde vaya a partir de ahora, ninguna ciudad me va a sorprender como esta. Da un poco de pena, pero oye, ¡eso que me ahorro en viajes!

Los puentes sobre el río Liffey, y los edificios grandes y medio clásicos a su orilla son característicos de la ciudad, al igual que la Spire (la escultura más alta del mundo). Sin embargo, los rincones más bonitos están en la orilla sur del río, en la parte más antigua de la ciudad. Dos catedrales, un puñado de iglesias, un castillo y algún que otro monumento y museo ponen algo de interés turístico e histórico en esta ciudad.


















Pero está claro que lo mejor de Dublín no está en la calle ni de día. Lo mejor de Dublín está en los pubs.
Puede que parezca predecible, generalizado o "mainstream", que se dice ahora, pero es la pura verdad. La música en directo no tiene el mismo efecto en ningún otro lugar del mundo (que yo haya visitado, no os fiéis): la gente canta las canciones que un guitarrista entona acompañado del violín más rápido del mundo, un par de Guinness más y todo el mundo está de pie, cantando, bailando, saludando a completos desconocidos como si se conocieran desde antes del útero materno.
Siempre queda la duda de si esa realidad es artificial, construida para turistas que esperan encontrar ese ambiente. Pero, ¿a quién le importa? Las canciones, los bailes, las risas, son de verdad.

¿Qué hay que visitar en Dublín? Pues con un tour de esos "gratuitos" que te dan una vuelta por la ciudad ves lo más importante y aprendes un montón sobre la historia de la ciudad. Los orígenes de la ciudad están marcados por las invasiones vikingas, un pueblo que llegó a establecerse aquí durante un puñado de años. Así, acortando, echaron a los vikingos, pero luego llegaron los ingleses, lo que dividió a la población de la isla en dos, especialmente desde que Enrique VIII decidió separarse de la iglesia católica, algo que no agradó en absoluto a gran parte de la población de la isla. Así, durante mucho tiempo, intentaron separarse pacíficamente pero no lo consiguieron hasta una revolución conocida como "el alzamiento de Pascua", nada menos que en 1916. Se reconoció su independencia en 1922 pero no llegó a establecerse la república hasta 1949. Estas cosas le hacen a uno replantearse la idea de que todo ha sido igual a como es ahora desde hace mucho.

Los edificios más antiguos de la ciudad son la catedral de Christ Church (s. XI) o el castillo de Dublin (s. XIII). También destacan la catedral de San Patricio (patrón de Irlanda) o los edificios del Trinity College, con unos magníficos jardines.








 De izquierda a derecha y de arriba a abajo: catedral de Christ Church, Trinity College, catedral de San Patricio y castillo de Dublín.



No nos pudimos perder la visita a la fábrica de Guinness, donde te explican cómo se produce la magnífica cerveza, manjar de los dioses, con ingredientes selectos y secretos y un proceso que funde el arte cervecero de siglos con la más alta y novedosa tecnología. Si tuviera que definir la visita con una palabra, sería "OBJETIVIDAD" /ironía on/. Por suerte, aparte del marketing, también te dan bastante Guinness y, si andas listo, algún que otro vaso.

Estilazo escanciando.



Como los vuelos baratos tenían fechas un tanto curiosas y Dublín no da para tanto, nos dio morriña y volvimos al Reino Unido a mitad de viaje. ¿A Londres? No hombre, no. A Irlanda del Norte.

-Clase rápida de geografía política de las Islas Británicas:
Conclusión: todo es el Reino Unido (de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte), excepto la "República de Irlanda".  No me preguntéis cómo llaman a Gales, Escocia, Inglaterra e Irlanda del Norte. Usan "country", pero no son países anymore. Llamémoslos "reinos".
Pues eso, ahí vimos el Sainsbury's y ya, de paso, la capital Belfast y un tour por el countryside. ¿Que qué hay que ver en ese rincón del mundo? Podéis empezar por preguntar a los responsables de las localizaciones en "Juego de Tronos". Cañadas, valles verdes, bosques, costas salvajes, castillos enormes o derruidos y la famosa Calzada de los Gigantes.























Poco más al volver a Dublin, una excursión al paraíso playero de la capital irlandesa: Howth. Que no es una isla, ¡sino una península!. Allí había todo lo típico de las playas del norte: piedras, casitas, fish & chips, gente bien abrigada, en fin... ¡Ah! ¡Y focas!














En fin, que fue un gran viaje, Irlanda un gran país, con mucho español también, paisajes increíbles y muchas cosas que me quedaron por hacer, por si algún día toca volver.

Aunque, de tanto viajar y visitar... ¿por cuánto me seguirá saliendo a cuenta, sorprendiéndome? ¿Veré paisajes tan sobrecogedores como los de las highlands escocesas? ¿Visitaré alguna ciudad tan viva y grande como Londres? ¿Veré aguas turquesas como en el Caribe? ¿Sentiré un frío como aquel de Burgos? ¿Veré edificios que aún te dejen más boquiabierto que Nôtre Dame?
Supongo que solo hay una forma de saberlo ;)

¡Un abrazo!

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