lunes, 24 de diciembre de 2012

Sweet home Alabama

¡Hola carrasquillófilos!

Como ya la mayoría sabéis, hoy os escribo desde un lugar diferente... ¡desde casa!

Al fin puedo zampar sin parar comida de la buena, estar con la familia, pecar con los polvorones (y mantecados, pasteles de gloria, mazapanes, bombones, hojaldrinas, logroñesas, roscos de vino y de anís...) y disfrutar de la casa de F. Vale, ¡y de la gente que hay en ella!

Pero no aceleremos acontecimientos, que la semana ha sido larga e intensa...

Supongo que recordaréis que la semana pasada os dejé con la miel en los labios en medio de mi visita a la France, así que hoy hay que terminar de contar la fantástica experiencia.

De lunes a miércoles en Compiègne hubo de todo. Mucha tranquilidad y tiempo para descansar, que me hacía falta. No me dejaban ni moverme casi, ¡vamos! Con lo helpful que yo soy de toda la vida y me obligaban a sentarme en un sofá a ver la tele...
Tuve la oportunidad de recorrer con calma el centro de la ciudad y hasta de perderme un par de veces (¡lo siento Josué!). De ver iglesias, basílicas, castillos, pensar en francés y ver una escuela de ingeniería, algo diferente a las universidades pero, en el fondo, igual.
Compiègne dans L'Oise
Châteu de Compiègne















El martes pude disfrutar de una de esas noches que nuestro rubio reportero os cuenta cada vez que os despistáis. Al fin conocí el Pic(asso), con cerveza navideña incluida y risas internacionales. Esos días conocí argentinos, mejicanos, polacos, españoles... sorprendentemente no muchos franceses en realidad.
La noche continuó en un pub con el engañoso nombre de "After hours". Y digo engañoso porque cierra sobre la 1 de la mañana. Imaginaos a qué hora cierra el Pic. Están locos estos franceses.
Pero yo ya estoy acostumbrado a los horarios tempraneros y eso fue lo de menos. Disfruté mucho en aquel garito con buena música (gracias por pedir el "I'm shipping up to Boston", bro), chupitos gratis a cambio de un poco de seducción femenina y ¡danse du limousin incluida!. No fui yo quien la pidió, pero admito que me hizo ilusión comprobar que una de las cosas más raras que Josué cuenta es 100 % realidad.
Con cantarle dos estrofas, dos hombres maduros (30-40 años), en horas de trabajo (eran el camarero y el dueño del bar) se despelotaron completamente, sin ninguna vergüenza, sin taparse nada de nada y hasta se subían a los bancos para exhibirse o se movían de forma lasciva cual bonobos en celo.
No me preguntéis cómo de dotados están los franceses, me conformé con una comprobación mínima para dar fe en el blog y en cuanto se empezaba a atisbar la hierba alta, dejé de alzar la vista sobre la barra del bar. Y el del banco, por suerte, nos daba la espalda. O más bien, el culo.
Y la noche siguió, incluso después de ver actuaciones eróticas y sugerentes de una tía más pedo que Alfredo y más salida que el pico de una plancha pobre e inocente niña y su compañero de noche, que no decidimos si era tímido, pagafantas o no estaba seguro de su sexualidad. Los calcetines de corazoncitos no ayudan, amigo mío.
Viaje en bici por las calles desiertas con dos personajes de los que solo encuentras ahí. Y unas cuantas horas de risas no-británicas (o sea, de las buenas) mezclando tequila con tabasco y guindilla y otros entretenimientos que no tienen lugar en este blog tan decente.
El miércoles fue el amargo momento de la despedida, aunque con la promesa de un pronto reencuentro.

Ya París no lo volví a ver, solo la Gare du Nord. Sin embargo, como moló tanto la visita, no resisto la tentación de poneros un par de fotos más, aunque técnicamente no sean de esta semana.


Un buen guía, mejor anfitrión y mejor amigo aún.
El tren que salió de París me llevó de vuelta a Londres, a pasar el jueves entero en la residencia, que ahora está sola, abandonada y tiene un aspecto ligeramente fantasmagórico. Juro que oí ruidos esa noche... y ninguno de mis compañeros de piso estaba ya en Londres.

El jueves se resolvió el equipo que tengo que diseñar con detalle para el proyecto y, como era de esperar, por ser extranjero y desconocido, me fastidiaron la vida. Pero se van a cagar, voy a hacer el convertidor de plasma más bueno, bonito y barato que jamás hayan visto.

El viernes fue un día largo. Partí de la residencia poco antes del mediodía. Más de una hora en metro, casi dos horas de espera en Heathrow, dos horas y medias de vuelo a Madrid, otras pocas de espera en Barajas, un vuelo corto a Sevilla... Vamos, pisé mi casa cerca de la una de la madrugada.

Aunque el viaje fuera largo, no me aburrí. En el vuelo de Londres-Madrid tuve la ocasión de conocer a una niña de unos 11 años que no paraba de hablar (era argentina), muy madura para su edad, pero que estaba en las filas de las directioners. Y a una chica, que llamaremos RRR, que vive en la calle Arabial (Granada), pero que está de erasmus en Alemania. La pobre había llegado al aeropuerto de Berlín para volver a casa por navidad y le dijeron que el vuelo que decía no existía. Yo soy ella y me da un chungo allí mismo, pero después de muchos líos creo que consiguió llegar a casa (aunque no tengo constancia, pero al menos a Madrid sí que llegó).

¿Qué diríais que es lo primero que me confirmó que pisé suelo español?
No, nada de tortillas/paella/pimientos-del-padrón-que-unos-pican-y-otros-no (comí en un McDonald's). Nada de fiestas, sol, playa ni toros. Lo primero realmente español que vi fue un capítulo de Cuéntame en unas pantallas que había en Barajas.

¡Por fin con la familia! Les faltó un cartel con mi nombre, que llevaban esperándome en el aeropuerto de Sevilla como cuatro horas, calculo yo.
Aunque nada es perfecto, es una alegría volver a ver a la familia, a los amigos del poblao' (con cumpleaños y champán gratis incluido), tocar en la banda (¡¡concierto el 30 de diciembre!!) y tener una comida que tarde más de una hora en hacerse.
No tenía la imperiosa necesidad de volver, pero ahora no tengo ganas de irme.



LONDON QUIZ

Uno de los eventos más esperados para este blog fue la entrega de premios de este concurso, que se llevó a cabo en una ceremonia de alto copete delante del ;.
Para que veáis que en Triqs cumplimos lo que prometemos, he aquí algunas imágenes del acto con la merecedora ganadora del premio.


La ganadora encantada con su premio: taza de la Elizabeth II.
Y para que no haya problemas, he aquí la clasificación de este primer gran concurso de Carrasquillation:

  1. Smudy con 49 puntos.
  2. Amparo y La Calata con 5 puntos por cabeza.
  3. Manolo con 2 puntos.

Muchas gracias a todos los que han participado y a los demás, ¡que les zurzan!
Pero no lloréis aún, después de las vacaciones idearemos alguna otra forma de que os ganéis algo chulo.


¡Ah! ¡Feliz Navidad!

¡Un abrazo!

3 comentarios:

  1. Leí esta entrada en su momento, pero por una cosa o por otra no escribí nada. Quise hacerlo para desearte felices fiestas y porque mi careto sale en ella, jeje. Muchas gracias por la taza, ya está usada, pero no tanto como para que la cara de la reina se haya borrado! Es muy mona ella, la taza, (y) la reina.

    ResponderEliminar
  2. UAUUUU pedazo de entrada, de las mejores que he leido.

    ResponderEliminar